lunes, agosto 24, 2009

Cuando el verano trae silencio

Opino que una guitarra en una funda es como un libro enterrado.

Parece que este verano nos hemos dedicado a enterrar libros.

Por mi parte me he dedicado a maquetar temas y a explorar con mi pequeño "estudio doméstico". La vida es un baile de ilusiones y el que no baila está muerto. Ando bailando entre la ilusión de poder generar, ahora que puedo, tantas maquetas como me sea posible. Parece que vamos a apostar ahora por el trabajo doméstico y creo que puede ser interesante.

En este tiempo Bruno y yo hemos hablado, aunque relativamente poco, de la opción de sacar un ep antes del disco. No os voy a engañar, el disco está completamente parado. Hemos dejado la sala de ensayo (más que por la puta crisis por el escaso aprovechamiento). Y hemos hecho algo así como un reparto de tareas para evitar en lo sucesivo la habitual paralización de actividades.

Tampoco os voy a engañar, la sombra de la disolución del grupo anda planeando. Y no por falta de ideas, sino por una evidente necesidad de cambiar de aires, y refrescar un proyecto parido para vivir deprisa, y que ha caminado muy despacio. Tampoco os voy a mentir: por debajo de esa sombra andamos con la ilusión de seguir creando canciones y de grabar y de tocar, y de no estarse quieto. Veremos qué orilla de este río es la que se lleva la barca.

Algo os puedo asegurar: este mensaje no se repetirá el próximo año (para bien o para mal). Hace cosa de un mes, almacenando los instrumentos y el equipo tras abandonar la sala de ensayo se nos cerró la puerta y nos quedamos encerrados. Hubo que romper la puerta para poder salir. La verdad es que es una imagen bastante ilustrativa de lo que muchas veces hay que hacer con las puertas.