MA Baracus, sketch de Grease y la vida como musical

Con cara sonriente y un gooozo en el alma (¿dónde?) un goooozo en el alma acabamos el año los chicos y otros seres de The Sexy Circus. Seguimos montando a marchas forzadas "La llave de tu mente" (cuando la toco en casa sigue siendo "El hombre con rayos X en los ojos", que suena así como más misterioso y "pulp"). La idea es que llegue a tiempo para Sueca (les recuerdo que es el 27 del presente mes), la pelota está en el tejado de Pichi, a ver si viene con fuerzas y ganas (si no habrá que ponerle electrodos en el escroto). Es un buen tema, vamos derivando hacia una dirección que sinceramente me gusta mucho.
Con la ilusión de material nuevo y muchísimas nuevas ideas afrontamos este año, con expectativas, pero tampoco voy a extenderme con deseos de enmienda para el nuevo año, para eso están los telefilmes americanos. El proyecto consiste en tocar más veces, sacar una maqueta en el plazo de un mes, grabar un videoclip con Juls que es un fiera, cambiar la web en un plazo no muy largo y tener premaquetado para el mes de junio al menos un tercio de lo que en esencia debe ser el nuevo trabajo (como diría Isaac) de la banda. Quizá ofreceros más material de merchandising, hacer una nueva remesa de camisetas que están a punto de agotarse (habrá que votar colores), pero eso es secundario. Sobre todo tocar, la idea es tocar. De eso se trata.
En el local se notan buenas ondas, aunque es fundamental que no nos inunde el conformismo; siempre hay una vuelta de tuerca más, o algo que poder pulir. El último ensayo del año fue frío, pero porque hacía frío, un frío del carajo. Uno de esos ensayos en los que se agradece parar a mitad para echar un café, hablar, departir, escuchar las historias de Roberto sobre sus tiempos de instituto mientras hacemos el gilipollas por detrás recordando aquella escena de Grease (Tell me more, tell me more, did you get very far...ahá, ahá...) con coreografía incluida para gozo (en el alma) y regocijo del que revise los registros de la cámara de seguridad (que haberla hayla), y para comprobar que mi teoría de que la vida debería ser un musical-porno es rigurosamente cierta. La vida sería más fácil si todos pudieramos ir cantando por la calle, perfectamente compenetrados con el resto de convecinos para montar un espectáculo en momentos tan puntuales como ir a comprar el pan, a tirar la basura, o al hacer cola en el banco. La vida como musical, tal y como defendía en su momento Avery (algún otro grupo ha hecho bandera de esa idea, pero nosotros defendemos el planteamiento genuino de Avery, qué coño). El resto de la teoría la omito porque sé que hay niños que leen estas cosas, pero quien esté interesado en ella puede preguntar vía mail, estaré gustoso de explicársela. Al volver al ensayo tras el café, ya sin musical, da tiempo a rememorar capítulos del equipo A al ver la foto de Mr. T en la puerta de un local vecino.
Curiosamente Mr. T es responsable indirecto de que no me guste nada el

circo (porque no me gusta, lo siento, es así de cruel e irónico). Una vez en mi tierna infancia nos invitaron a todo el colegio a acudir al circo (no recuerdo cuál), el reclamo era una foto de Mr. T (M.A Baracus para el público español y B. A. - Bad Attitude - Barracus para el público anglosajón) mostrando una fuerza inaudita al doblar una barra de hierro. Estuvimos toda la función esperando a Mr. T (waiting Mr. T), y el desencanto fue mayúsculo cuando tras unos momentos de oscuridad y un enfático "señoras y señores...Misterrrr...Teeeee") nos aparece un moniato bastante tirillas con una peluca rapada al estilo T, con una escopeta de plástico de las de la turronera, una sonrisa al estilo Eddie Murphy (MA nunca lo hubiera hecho) y un triste huir de dos payasos que le perseguían con la vil intención de mojarle. Una actuación de no más de 30 segundos que empañó para siempre mi imagen del circo. ¿Por qué entonces Sexy Circus? nuevamente os remito al apartado "sobre las canciones"...

P.D. Roberto tiene ampli nuevo, en el próximo boletín...los detalles!