lunes, enero 29, 2007

Crónica de un concierto en penumbra



El sábado volvimos a los escenarios con el aliciente de temas nuevos, nueva formación y el debut de nuestro bienhallado teclista Roberto. Quedamos a las 18h en las puertas del ensayo y entre 2 coches y una furgo (cortesía del Sr. Julian Navarro) cargamos los bártulos y fuimos dirección Sueca. Por el camino, una cámara filmando los terrores nocturnos de Isaac, el camión de naranjas que nos servía de liebre y todo aquello que iba surgiendo. Al llegar ya estaba probando el otro grupo. Con sólo 48h de antelación nos enteramos que nos habían colado otro grupo el mismo día, algo que preveía consecuencias funestas. Tras toda una tarde para probar, tuvimos el "privilegio" de disponer de 10 minutos para hacerlo nosotros, pues evidentemente el dueño tenía que cerrar.
Nos fuimos a cenar y a comentar la jugada y volvimos al garito a las 0h. Fue una sorpresa agradable ver un aforo más que respetable dada la distancia. Esperamos una media hora a que llegara gente que faltaba por venir, mientras Bruno intentaba coordinar con el dueño del bar lo que tenía que ser la proyección de imágenes y sintonías. Lo de las sintonías parece ser que era demasiado complicado, porque no se realizó.
Cuando subimos al escenario tuvimos que esperar unos 5 o 6 minutos de canción de Muse para que por fin hubiera silencio (hay que hacer un comunicado: los equipos de música pueden pararse o incluso se puede bajar gradualmente la voz). Por fín, y con la pretendida atmósfera mandada a la mierda, el sr. Laguna pudo realizar su particular presentación poético-musical, con uso de armónica. Comenzamos con Congelados, Don Nadie, La Ausencia... tardamos poco en darnos cuenta que no nos oíamos una mierda arriba, y gracias al guitarra del otro grupo que se preocupó de transmitir nuestras quejas, algo se mejoró momentáneamente. El concierto transcurrió con actitud y seguridad, con dinamismo y empalmando temas, pero ni Bruno ni yo lo disfrutamos. Bruno no oía nada, yo no me oía la voz ni escuchaba a Rober, ni ningún coro. Así que se defendió la cosa como se pudo, entre poses y gestos a las cámaras de vídeo, conversaciones internas y mala hostia. Las proyecciones sí fueron un éxito: imágenes cuidadosamente seleccionadas de la pintura, publicidad, cine y música iban alternándose con la presencia del logo (a veces más evidente que otras) en todas, al estilo del monolito de 2001 odisea del espacio. El concierto fue una especie de remake de aquellos que daba la Velvet, en penumbra y con destacado protagonismo para las imágenes que Warhol proyectaba. En "Terapia" Pichi hizo un guiño a los Enemigos cantando parcialmente la primera estrofa de "Septiembre", que fue aplaudida por el respetable conocedor del tema. "La llave de tu mente" estuvo decente a nivel de ejecución, y se notó un especial revuelo entre el público con la versión que hicimos del "Si tú te vas" de los Flechazos. En "Lucilda" tuvimos el privilegio de que se subiera Sergio (en una medio encerrona de Rober), que nos deleitó con sus habituales improvisaciones a las teclas. Entre medias hubo que lidiar con borrachos simpáticos, y farloperos gilipollas. La distinción es simple: el borracho simpático es aquel que se pone en primera fila a bailar, necesita ser protagonista y que le prestes atención, y si es preciso se sube al escenario a demostrar que es tu colega. Resulta hasta tierno. El farlopero gilipollas es aquel que entiende la música como ruido, chulería y vicio, se jacta que lleva varias horas pasado de todo y es incapaz de respetar al que está encima de un escenario, y ni mucho menos respeta a la mayoría del público que ha ido allí para algo. Nosotros tuvimos el dudoso placer de conocer a uno. La coronación fue cuando el dueño del bar y otro del otro grupo se subieron al escenario en plena última canción (anunciado por el micro) haciéndo que Bruno y yo tuvieramos que apartarnos mientras tocábamos, porque era justo y necesario colocar las botellas de agua para el siguiente grupo. Es que si se colocan más tarde no les daba tiempo... por ese motivo al terminar tuvimos que recoger a toda leche, privándonos de algo tan absurdo e inexplicable como es el bajar a compartir las experiencias con los nuestros, y recibir sus abrazos y ánimos.
En líneas generales creo que fue nuestro mejor concierto, a nivel interno, pero el sonido afuera estuvo saturado y algo excesivo. Dentro fue un caos. Quédemonos con lo bueno.
Fue bastante interesante el bolo, a pesar de que nos colaron un grupo pocos días antes sin nuestro permiso, que aunque la fecha era nuestra la gente del bar pasó de nosotros como de la mierda y nos sentimos en todo momento como los teloneros, y tuvimos que aguantar las estupideces de algunos de sus colegas (debo decir que la gente del grupo se portó de puta madre), de los errores se aprende; la próxima vez negociaremos mejor nuestras condiciones; no tiene sentido que en un sitio al que accedes a ir sin cobrar, al que le llevas gente por el morro, te impongan condiciones, no te permitan desarrollar lo que tenías en mente y encima te cobren las consumiciones y se comporten con tan poquísima atención. Queda claro que no volveremos a pisar el sitio. Por este tipo de cosas Valencia y alrededores está tan moribunda a nivel de directos; por ésto y por cierta cultura pija de acceder a soltar pasta para poder tocar, cambiando la situación y permitiendo que los músicos pasen de ser contratados a ser clientes de los bares (al menos éste no fue el caso). En esta jodida tierra no hacemos piña, vamos a nuestra bola y así nos va.
Lo mejor de todo fue el haber compartido toda la tarde y toda la noche con "la compañía", en la que incluía David, Lorena, Laguna, Isaac, Julián, Julio, Cristóbal, María, Chusco y mi querida Mónika, que se pegó un palizón entre Estella, Frankfurt, Santander y Valencia para poder estar a tiempo a mi lado y mostrarme su respaldo y apoyo. El directo fue dedicado a todos, pero por mi parte, evidentemente estuvo especialmente dedicado a ella. La verdad es que es un privilegio viajar con los tuyos para tocar, y estar en todo momento tan arropado y acompañado. Gracias a ellos salvamos el bolo como pudimos. Y dadas las condiciones fue bastante bien.
Gracias a todos los que vinisteis (no quiero olvidar a nadie; evidentemente cada uno de nosotros tiene agradecimientos particulares). Amigos, familia, novias, e incluso desconocidos que también tuvieron palabras para nosotros.
Por suerte había un futbolín...

1 Comments:

At 2:29 a. m., Anonymous Anónimo said...

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